En la Ciudad de Puebla transcurría el año de 1862, cuando a Don Francisco Gerardo López, quien se volvió famoso cuando en el éfimero reinado de Maximiliano y Carlota, se le encargo la elaboración de los sellos imperiales.

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Hoy en día corresponde a su tataranieto Arthur J. López quien ha sido el encargado de continuar con el legado de sus antepasados, dando una expresión estética a los materiales más valiosos de la naturaleza.

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Orgullosamente como la quinta generación, seguimos realizando monumentos en bronce, esculturas y orfebrería artística, así como placas en bronce, monedas conmemorativas y trabajos especiales para la iglesia, el gobierno y coleccionistas privados.

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Dentro de las obras más notables, los marcos de la Virgen de Guadalupe de la Basílica y las Coronas en plata y oro, así como el cetro recamado en piedras preciosas; las arcas que guardan la Constitución y el Acta de Independencia de los Estados Unidos Mexicanos, la Llave de la Ciudad de México que ha sido entregada a visitantes distinguidos, la Medalla Belisario Dominguez que el senado de la República otorga a los mexicanos mas conspicuos, esculturas para coleccionistas privados así como monumentos importantes de nuestro país y Europa.